What the SPAC?

Pablo René-Wormsaprile 30
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Siempre te decimos que para invertir en una empresa debes informarte sobre su salud financiera, su actividad, la cantidad de dividendos que paga, etc. Después de todo, nada parece más arriesgado que invertir en una empresa misteriosa. Sin embargo, esta tendencia se está extendiendo cada vez más y ha agitado los mercados financieros a través de las llamadas SPAC.

¿Qué son las SPAC?

SPAC son las siglas de Special Purpose Acquisition Companies, es decir, compañías con un propósito especial de compra. Detrás de este nombre se esconde una nueva forma de vender una empresa en el mercado de valores invirtiendo el orden clásico que siguen las empresas que salen a bolsa. Mientras que el método tradicional requiere un proceso largo, costoso y agotador para realizar una oferta pública de venta (OPV), todo cambia con las SPAC.

Funcionan de la siguiente manera: un grupo de inversores crea una empresa fantasma que sale a bolsa para obtener capital adicional de, entre otros, inversores particulares, con el objetivo de comprar una empresa que no cotiza en bolsa. Deben llegar a su objetivo en un plazo predeterminado, que no suele superar los dos años. Mientras tanto, los fondos recaudados se mantienen en efectivo. Una vez completada la adquisición de capital, la SPAC se disuelve y se fusiona con la empresa adquirida. La nueva entidad pasa a cotizar en bolsa, como cualquier otra empresa cotizada.

El último ejemplo es una empresa conocida como el Uber asiático, Grab, que acaba de anunciar un acuerdo de colaboración con el fondo de inversión Altimeter Growth, que ha valorado la empresa en casi 40.000 millones de dólares de cara a una OPV en los próximos meses. Esta cantidad récord es un claro signo del auge de las SPAC en Wall Street en los últimos tiempos.

Crecimiento exponencial

Desde principios de 2021 se han creado más de 300 SPAC, que han recaudado cerca de 100.000 millones de dólares. Esto ya supone más que en todo el año 2020, cuando se crearon casi 250 SPAC para recaudar unos 80.000 millones de dólares de los inversores. Y eso que 2020 había sido un año récord, en el que el número de SPAC creadas se multiplicó casi por cuatro respecto a 2019.

Pero, ¿por qué esta explosión de SPAC en los dos últimos años? Una de las razones es la relajada política monetaria del Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos, con tipos de interés cercanos a cero. Además los paquetes de estímulo aprobados con motivo de la pandemia de coronavirus han hecho que empiece a fluir dinero barato. En la actualidad, tanto los inversores profesionales como los minoristas se alejan cada vez más de los bonos del Estado, que reportan pocos beneficios y es probable que se vean superados por la inflación. Al mismo tiempo, las acciones de las principales empresas tecnológicas se han disparado en el último año y las perspectivas de ganancias ya no son tan atractivas como entonces. El sueño de todos ahora es encontrar un diamante en bruto e invertir en el Facebook o el Amazon del mañana en el momento de su creación.

¿Es una inversión segura?

Todo suena muy atractivo al principio, pero ¿cuáles son los riesgos asociados a las SPAC? Si bien es más rápido y flexible que una OPV tradicional, este sistema no está exento de riesgos. Los promotores de la SPAC tienen que completar una adquisición en un plazo de tiempo determinado. Con las prisas, podrían tener la tentación de no ser tan cuidadosos con la calidad del objetivo. A diferencia de las SPAC, cuando se realiza un proceso de OPV normal, se exige una gran cantidad de documentos, lo que constituye una fuerte garantía.

Hay otro aspecto que puede preocupar a algunos pequeños inversores. Cuando inviertes en una SPAC, lo que estás comprando realmente es una promesa, con todas las incertidumbres que ello conlleva. Ni siquiera sabes con qué empresa privada se fusionará la SPAC en la que inviertes. Aunque se suele consultar a los inversores en el momento de la adquisición de la empresa objetivo, es difícil tener una idea clara cuando tiene lugar la OPV de la SPAC.

Para tranquilizar a los inversores, las SPAC deben respetar ciertas normas de funcionamiento. En el momento de la salida a bolsa, los inversores son informados de los principales criterios de la adquisición del objetivo, como el sector de actividad, el tamaño de la operación o los ratios de rentabilidad deseados.

Al final, la principal pregunta que quienes se plantean invertir en una SPAC deberían hacerse es si realmente quieren firmar un cheque en blanco para acabar convirtiéndose en accionistas de una empresa que aún no conocen. Piénsalo, las SPAC son las citas a ciegas de los mercados financieros. ¿Hasta qué punto estás dispuesto a acudir a esa cita?

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