¿Cuándo es el momento de echar mano de los ahorros?

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A menudo llamamos a los ahorros un “fondo para tiempos difíciles”. Echar mano del fondo de ahorro cuando llegan esos tiempos de necesidad no deja de ser duro. Nos enorgullecemos de haber podido constituirlo, de modo que tener que usarlo es un duro golpe para ese orgullo.

Entonces ¿cómo puedes saber cuándo es el momento de echar mano de los ahorros? ¿Y cuál es la mejor manera de hacerlo?

¿Cuándo debes utilizar tu fondo de ahorro?

Digamos primero lo obvio: la finalidad de un fondo de ahorro es poder hacer frente a un gran gasto imprevisto que no puedes cubrir con tu cuenta diaria. Esto significa que entre ahora y el próximo día de cobro del sueldo, todos tus gastos planificados, más este gran gasto, suman más de lo que tienes en tu cuenta bancaria.

Pero no necesariamente tiene que ser tan drástico. Si, por ejemplo, te gusta disponer de como mínimo un mes de alquiler en tu cuenta bancaria diaria y tu gasto supondría que esta cantidad se viera reducida, también puede tener sentido recurrir a los ahorros.

Así, puedes recurrir a los ahorros cuando un gasto provoque que tu saldo de cuenta bancaria disminuya  por debajo de un nivel aceptable. Ten cuidado con esto. Es fácil acostumbrarse a tener un determinado saldo en la cuenta corriente y cubrir el perjuicio económico ingresando lo que falta con dinero de la cuenta de ahorros. Piensa en un número lógico y explícate por qué ese nivel es aceptable para ti.

Cómo reponer tus ahorros después de días difíciles

Con suerte, el gasto por el que has necesitado echar mano de los ahorros es puntual, y no algo más permanente, como el desempleo prolongado, la pérdida de ingresos o un gasto recurrente. En ese caso, debes recalibrar con mayor profundidad tus finanzas y reponer los ahorros podría no ser tu mayor prioridad.

Si tienes la suerte de que el gasto fue un hecho puntual, debes centrarte en cómo reponer tus ahorros.

La mejor forma de hacerlo es dividir el gasto en 6 pagos mensuales. Cada mes, además de lo que ya metes en los ahorros, ingresas uno de esos pagos. Al cabo de seis meses, no solo habrás reembolsado el gasto, sino que no te habrás atrasado en tu objetivo de ahorro.

Puede que no sea fácil. Incluso podrías tener que reajustar seriamente las categorías de gasto durante los próximos meses y recortar donde puedas. Sin embargo, la cuestión es mitigar el dolor del gasto reembolsándolo en un período de tiempo más largo. Piensa en ello como un préstamo que te haces a ti mismo, pero sin intereses. Reembolsar préstamos nunca es divertido. No obstante, al hacerlo estás al menos cuidando de tu futuro financiero.

Por supuesto, si eso no es posible, también puedes ingresar en los ahorros el importe habitual. Tardarás en volver a tu nivel anterior de ahorros. Tu calidad de vida también es importante y no deberías tener que prolongar el estrés del gasto durante varios meses si reembolsarlo va a afectar gravemente tu salud mental y felicidad.