¿Podré comprarme una casa algún día?

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Puede que te enfade pensar que, si hubieras nacido hace 40 años, probablemente podrías permitirte una casa ahora mismo. Los precios inasequibles de la vivienda a los que estamos acostumbrados existen realmente desde hace solo unas décadas, en las que se han disparado, mientras que los salarios se han mantenido casi iguales, ajustándose simplemente a la inflación. 

Fuente: Sociedad de Tasación (ST)

Las ventajas de comprar en vez de alquilar están claras: en lugar de pagar a alguien, lo inviertes en una propiedad de la que eres dueño, con el objetivo de dejar de pagar alquiler algún día e, incluso, de ganar dinero si la casa se revaloriza. 

Uno de los principales problemas financieros de esta generación es que las viviendas se han vuelto inasequibles para cualquiera que no haya recibido una herencia importante ni esté entre el 1% de la población con los salarios más altos. 

¿Hay alguna esperanza para los que todavía queremos tener una casa propia algún día? Vamos a verlo.

Qué se necesita para pagar una vivienda

Cuando hablamos de costear una vivienda, nos referimos realmente a dos cosas: si puedes ahorrar lo suficiente como para pagar la entrada, y si puedes permitirte las cuotas mensuales de la hipoteca. Ambas cosas son importantes, pero el pago inicial suele ser el mayor obstáculo para los potenciales propietarios. 

En caso de que no estés familiarizado, la “entrada” es una suma de dinero que se paga por adelantado al comprar una casa. Supongamos que la casa cuesta 500.000 euros. Puedes pagar un 20% por la entrada, que en este caso serían 100.000 euros, y pedir una hipoteca por el resto. Cuanto mayor sea el pago inicial, menor será el coste mensual de la hipoteca. El pago de la entrada suele oscilar entre el 10% y el 20%, aunque puedes ser más alto si lo deseas. 

Luego vienen las cuotas de la hipoteca. Es parecido a pagar un alquiler, salvo porque en lugar de enviárselo a un casero, van al banco para pagar tu préstamo. Además del dinero que has tomado prestado, están los intereses, que pueden variar en función del tipo de acuerdo que tengas con tu banco y de cómo estén los tipos de interés en tu país (para saber más sobre este tema, lee nuestro artículo sobre los tipos de interés aquí). También hay diferentes plazos para devolver el dinero, normalmente de 10 a 30 años. Cuanto menor sea la duración, más altas serán las cuotas, pero antes habrás liquidado la casa y podrás vivir sin preocuparte por pagar mensualidades. 

Si quieres hacerte una idea de las cuotas mensuales que tendrías que pagar, hay un montón de calculadoras en Internet con las que puedes probar, incluyendo esta del suplemento económico de El País. 

De acuerdo, pero ¿cómo me puedo comprar una casa? 

Sí, hasta ahora sólo hemos explicado cómo funcionan las hipotecas. Así que vamos a ver si realmente son asequibles. 

Tu primera preocupación probablemente sea pagar la cuota inicial. Si vives en una gran ciudad europea, es probable que el precio de compra supere los 400.000 euros, incluso para un piso pequeño. Eso significa que ya solo una entrada del 10% serían 40.000 euros. Si empiezas de cero, ahorrar esa cantidad de dinero puede llevarte bastante tiempo. Incluso apartando 500 euros todos los meses, necesitarías ahorrar durante más de 6 años. 

Y las cosas se ponen aún peor. Dentro de seis años, puede que te hagan falta más de 40.000 euros porque los precios de la vivienda habrán vuelto a subir. Tendrás que tener esto en cuenta y calcular cuánto más deberías ahorrar adicionalmente cada año. 

Por ejemplo, en Alemania el precio de la vivienda subió un 5% en 2020. Así que esos 40.000 euros, seis años después, serían en realidad 51.000 euros. 

El caso de España es curioso. Después de la enorme caída de precios tras la crisis de 2008, la vivienda regresó en 2019 a niveles de 2010. Sin embargo, desde el inicio de la pandemia, los precios se han reducido un 2,3%.

Y, nuevamente, después vienen las cuotas de la hipoteca. Utilizando la calculadora de la que hemos hablado antes, puedes ver a cuánto ascenderían las mensualidades en función de tu pago inicial y del precio de la propiedad. Para saber si puedes permitirte esas cuotas, sigue las mismas reglas que en el caso del alquiler: el pago no debe superar un tercio, y en ningún caso más de la mitad, de tus ingresos netos mensuales. 

Para un apartamento que cuesta 400.000 euros, utilizando la calculadora anterior, tendrías que considerar pagos fácilmente por encima de los 1.400 euros, lo que significa que necesitarías un ingreso mensual neto de unos 4.200 euros.

Un poco de optimismo 

Genial, entonces ¿son todo malas noticias?

Tampoco es eso. Aunque los precios sean altos y los salarios no hayan seguido su ritmo, todavía tienes opciones. 

Una de ellas es buscar una vivienda fuera de la ciudad. En los barrios de las afueras y los pueblos de alrededor, los precios de las viviendas suelen ser más bajos que en las grandes zonas urbanas. Además, por lo general, puedes conseguir casas más grandes por el mismo precio, ya que el terreno no es tan caro como en una ciudad densamente poblada. 

Por otro lado, está la opción de invertir. Si inviertes tu dinero y consigues sacarle una buena rentabilidad cada año, puedes hacer que crezca más rápido de lo que aumentan los precios de la vivienda, y conseguir ahorrar un mayor porcentaje de entrada con un poco de tiempo. ¿Recuerdas el ejemplo anterior, en el que ahorrabas para una entrada de 40.000 euros apartando 500 al mes? Si invirtieras ese dinero y obtuvieras una rentabilidad del 8% cada año, podrías ahorrar ese dinero más rápidamente. 

Ahora bien, en ese caso hemos supuesto que tu inversión no pierde valor, pero no olvides que invertir siempre conlleva riesgos. Aún así, muchos inversores consideran realista un beneficio del 8%, incluso en el caso de activos con menos riesgo aparente. 

Así que sí, no es fácil ser propietario de una vivienda en el mercado actual. Pero eso no significa que sea imposible, y sobre todo no significa que tú no puedas hacerlo. Si tienes la suerte de poder ahorrar dinero, y puedes invertirlo sabiamente, ser dueño de tu propia casa es algo que podría ocurrir en el futuro.