La cadena de bloques promete muchísimo. Algún día podrás obtener un reembolso automático de tu compañía de seguros, comprobar si los pantalones vaqueros reciclados que acabas de comprar realmente son reciclados, y un millón de cosas más. En el centro de todo esto está la cadena o, como a veces las llaman, las redes. Para entender la criptomoneda debes comprender cómo funcionan.
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Empecemos desde los cimientos. ¿Recuerdas cómo funcionan las cadenas de bloques (o blockchains en inglés)? Te lo explicamos anteriormente aquí. Cuando las transacciones implican criptomonedas, estas deben ser validadas y registradas en un libro mayor. Para ello se necesita tener ordenadores y personas que trabajen juntas para crear y validar estas transacciones. Eso es, precisamente, una red de cadena de bloques: un sistema de dispositivos conectados entre sí por internet que colaboran para desarrollar y validar un libro mayor de las transacciones que tienen lugar dentro de su sistema compartido. Estas redes funcionan como espacios cerrados con su propia economía, sistemas de incentivos, políticas monetarias y mecanismos de gobernanza. Como si fuera una comuna hippie de la década de 1970 en la que cada persona tiene un rol específico, solo que las redes tienen un poco más de codificación.
¿Sabes cuál es el error más común que comete la gente con las criptomonedas? Enviar un token a una red incompatible y perderlo para siempre por accidente. Porque resulta que hay cientos de cadenas de bloques con miles de cripto monedas y tokens que siguen diferentes estándares de programación.
Las diferentes redes de cadena de bloques tienen diferencias inherentes a sus lenguajes de programación y arquitectura, y la mayoría de ellas aún están aisladas unas de otras. No podemos enviar Bitcoins a una cartera de Ethereum y viceversa, pues sus redes no operan entre sí. Sin embargo, algunas redes se han puesto de acuerdo para compartir un estándar común de programación, lo cual permite que un token de una red pueda recibirse en una cartera de otra red. Por ejemplo, Ethereum tiene su propia cadena de bloques que reserva valor y valida transacciones. Los desarrolladores externos la pueden usar como base para crear sus propios tokens, y esos tokens se pueden usar en todas las cadenas de bloques compatibles con Ethereum. Chainlink es un ejemplo.
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Cuando vendes o compras cualquier tipo de criptomoneda, esta se envía a una dirección llamada la clave pública. Tu cartera almacena un fragmento de texto correspondiente llamado la clave privada, que es la manera que tienes de demostrar que esa cartera es de tu propiedad. Si pierdes tu clave privada, pierdes el acceso a tu criptomoneda. Así de simple. Necesitas una cartera distinta para cada criptomoneda, pues no puedes almacenar tu Bitcoin en una cartera de Cardano ni enviarla allí. En el caso de Ethereum, es un poco distinto. Dado que funciona como base para varios tokens, estos son compatibles con todas las carteras de Ethereum. Algunas aplicaciones de criptomoneda combinan varias carteras en una interfaz y lo llaman cartera, pero sigue estando compuesta de carteras individuales para cada red.
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Cada vez que envías cualquier criptomoneda desde tu dirección a otra, tienes que pagar una tarifa de transacción de red, también conocida como tarifa de red. Cada vez que compras o vendes en un cambio de criptomoneda, también deberás pagar una tarifa. La tarifa varía en función de varios factores, como la red que usas. Por eso una transacción de Bitcoin tendrá un coste diferente que las transacciones en la red de Ethereum o Litecoin. También influyen en buena medida la saturación de la red, las horas de confirmación de la transacción y el volumen de la transacción (medido en kilobytes). Por ejemplo, cuanto más ocupada o cargada esté una red de cadena de bloques, más altas serán las tarifas. Esto explica por qué a menudo la tarifa aumenta cuando todo el mundo está intentando vender o comprar criptomoneda.
La tarifa puede estar compuesta de varias partes, dependiendo de la cadena de bloques. Por ejemplo, Ethereum tiene una “tarifa de gas” media para compensar la energía de los ordenadores necesaria para ejecutar una transacción. Forma parte del total de tarifas de transacción de la cadena.
Gestionar redes cuesta dinero. Desde la energía empleada en el funcionamiento de los ordenadores hasta los desarrolladores que crean y mantienen las redes, estas suponen gastos que deben compensarse de alguna manera.
Las tarifas también son importantes para los mineros, quienes validan las transacciones en redes. En los sistemas de prueba de trabajo (POW) como Bitcoin, los mineros reciben criptomoneda como recompensa cuando validan con éxito un nuevo bloque. Los sistemas de prueba de participación (POS) son un poco distintos. Para forjar el siguiente bloque en la cadena de bloques, un validador debe comprobar si las transacciones del bloque son válidas y después debe firmar el bloque y añadirlo a la cadena de bloques. Como recompensa, recibirán una parte de las tarifas de transacción asociadas a las transacciones en el bloque.
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