¿Has oído hablar de Alphabet? Ya sabes, esa empresa cuya pequeña filial a veces te ayuda con tus búsquedas en Internet. ¿No? Bueno, Alphabet está en tu vida en todo momento y la pequeña filial se llama Google. Sí, no estás soñando, Google es sólo una marca y forma parte de una empresa que incluye otros servicios. Tanto si haces una búsqueda online, como si ves un video en Youtube, compras por internet o llamas con tu móvil, la compañía californiana de Mountain View está ahí, omnipresente, y penetra por todos los poros de nuestra vida cotidiana.
Y si Alphabet está en todas partes, entonces debe ser una buena compañía en la que invertir, ¿no? Al fin y al cabo, se dice que mientras exista Internet, Google tendrá negocio. Vamos a analizarlo con más detalle.
Si hubieras invertido en Alphabet en los últimos años, habrías obtenido un beneficio muy suculento. Imagínate: 1.000 dólares invertidos en el gigante de Internet a principios de 2010 valdrían hoy unos 7.790 dólares. En comparación, la misma cantidad invertida durante el mismo periodo en el índice de referencia estadounidense, el S&P 500, habría generado cerca de 3.370 dólares. Y la tendencia se confirmó en el último año, ya que la cotización de Alphabet aumentó un 66% desde junio de 2020, frente al 35% de todas las empresas que componen el S&P 500.
Así que Google es una filial de Alphabet, pero ¿siempre ha sido así? ¿Qué importancia tiene realmente esta organización? ¿Y cuáles son las otras actividades del gigante californiano?
En primer lugar, Google no siempre ha sido una filial de Alphabet. El cambio es de hecho bastante reciente y se remonta a 2015.
La principal razón para este cambio es que Google quería poner de relieve sus otras empresas. Para el público general, Google es sinónimo del navegador y de los servicios vinculados a él (Gmail y YouTube son los más populares), pero desde su creación, el grupo ha crecido enormemente y ha utilizado sus ganancias para desarrollar nuevos negocios: investigación científica para alargar la esperanza de vida (Calico), diseño de dispositivos conectados para el hogar (Google Nest), o incluso investigación en inteligencia artificial (X).
Pero otra razón para la creación de la superestructura de Alphabet fue también el deseo de complacer y tranquilizar a los inversores. Gracias a esta reorganización, ahora es más fácil identificar las diferentes ramas del imperio de Google. Esto es una buena noticia para los inversores, ya que una empresa que acumula demasiados negocios diferentes corre el riesgo de acabar dividida, de perder eficiencia y capacidad de innovación y, finalmente, su valor.
Al separar todas sus filiales, el gigante de Mountain View se ha vuelto más transparente para los inversores. Además, al aislar cada rama también es más fácil separarse de una de ellas si las cosas van mal o, si lo hace excepcionalmente bien, hacerla independiente, o incluso que salga a bolsa. La última ventaja de esta reorganización es que los inversores pueden ahora analizar el rendimiento de las distintas entidades que componen el universo de Alphabet.
Las actividades de Alphabet pueden dividirse en tres categorías principales: el navegador y la publicidad online, la plataforma de Google Cloud (con Google Workspace como producto más conocido) y lo que la empresa denomina sus "otras apuestas" (investigación en salud o inteligencia artificial, o la plataforma de videojuegos Stadia, por ejemplo).
Y para conocer un poco más el desglose de los ingresos de Alphabet, solo hay que bucear en uno de nuestros documentos favoritos: su informe de ganancias. En el informe del primer trimestre de 2021 publicado por Alphabet, nos enteramos de que, de los 55.000 millones de dólares de ingresos generados por Alphabet este trimestre, 44 millones proceden de los espacios publicitarios que la firma vende en sus distintas plataformas (el buscador, Youtube, Google Play y Google Maps principalmente), lo que la convierte, con diferencia, en la primera fuente de ingresos de la compañía (cerca del 80%).
Alphabet también gana dinero con otros servicios, como la venta de sus teléfonos Pixel y las suscripciones a sus plataformas YouTube Premium y YouTube TV, que han supuesto algo más de 6.000 millones en ingresos en el primer trimestre de 2021 (aproximadamente el 11% del total). Le siguen los servicios en la nube, que aportan casi el 7% de los ingresos del gigante californiano, y por último sus "otras apuestas", que representan una parte ínfima de los ingresos de Alphabet, pero que son todas ellas apuestas de futuro y de donde podría surgir la próxima joya de Alphabet.
Google es enorme, por supuesto. Pero la empresa no está sola en el mercado de la publicidad online, y su principal competidor no es otro que Facebook. Se calcula que entre los dos gigantes estadounidenses controlan más del 63% del mercado de la publicidad online. Una situación que se denomina duopolio y que generalmente se considera mala para los mercados, pero muy buena para estos negocios. Aunque Google y Facebook compiten ferozmente, el hecho de tener sólo un gran competidor les ayuda a ambos a mantener sus enormes ingresos publicitarios.
Eso no quiere decir que no haya problemas para Google. Consumidores y reguladores son cada vez más escépticos sobre el poder de la empresa en el mercado publicitario. La Autoridad Francesa de la Competencia acaba de sancionar a Google con una multa récord de 220 millones de euros por favorecer sus propios servicios en el sector de la publicidad online. Alphabet también se enfrenta a muchas críticas por su incursión en la vida privada de todos. Las críticas que han llevado a la empresa a actualizar su política de seguimiento de la publicidad para dificultar la recogida de datos personales.
En el futuro, invertir en Google (perdón, Alphabet) es básicamente una apuesta acerca de si la empresa conseguirá mantener su posición de liderazgo en el mercado de la publicidad online o si será capaz de adaptarse a los posibles cambios del mercado. Ya sabes, esas famosas "otras apuestas".
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